Sufrí durante muchos meses ataques de pánico y una fuerte angustia que empeoraba cuando estaba sola. Decidí aferrarme a Dios y asistir a todos los servicios y actividades de Casa de Vida, lo cual me hacía bien. Poco a poco, fui encontrando la luz y cada servicio, cada palabra, cada ministración llenaban mi vida e iban tomando lugar en mí y desplazando todo lo otro. En Casa de Vida encontré líderes que me amaron, me cuidaron y me acompañaron en este proceso. Agradezco profundamente a Dios, a Casa de Vida, y a sus Pastores y Líderes por ayudarme en cada momento. Dios todo lo usa para bien.

Cuando llegué a Casa de Vida, tenía más del 70% de mi sueldo embargado en deudas de préstamos y tarjetas de crédito. Al año, comencé a aplicar las herramientas brindadas en Casa de Vida, como el diezmo, la generosidad, y la "Administración Financiera Saludable" enseñada por nuestros Pastores. Pude armar un presupuesto de ingresos y egresos. Hoy, no solo estoy libre de deudas, sino que asesoro a mi familia en inversiones. Gracias, Casa de Vida y Pastores.

Llegamos a Casa de Vida Iglesia en 2021, muy rotos como familia y con nuestro matrimonio a punto de separarse. Sufríamos de ataques de pánico y ansiedad. A pesar de nuestras dificultades, decidimos permanecer en la iglesia y Dios comenzó a obrar de a poco en nuestras vidas. Fueron dos años de un duro proceso, acompañados y corregidos por nuestros líderes y pastores. Hoy, después de un año y medio, nuestro matrimonio es fuerte, somos amigos y equipo. Nuestros hijos están felices y hemos experimentado una transformación total, especialmente en nuestra salud mental después del ayuno de 21 días. La clave fue permanecer en las cosas de Dios, dejarnos guiar y tener la humildad necesaria para dejarse enseñar.

"Las circunstancias de mi infancia me llevaron a tomar malas decisiones y envolverme en la delincuencia. A los nueve años probé el cigarro, a los 12 ya tomaba alcohol, y a los 14 comencé a drogarme con marihuana, cocaína y otras sustancias. Eso me llevó a vivir en la calle durante 3 años y consumir y vender pasta base. Hasta que me hablaron de Cristo y me entregué a Él. En Casa de Vida, Dios rompió mis cadenas y me hizo libre. Aquí, me casé, formé mi familia, y encontré la mejor versión de mí mismo a través de Él."